En el tercer cumpleaños de L’agua clara (TRIS, 2022), Mishima continúa fiel al directo como espacio de conexión genuina con el público. Con nueve discos y más de dos décadas de trayectoria, la banda barcelonesa ha construido un repertorio que ya forma parte del cancionero emocional del país. Sus canciones —entre el rock, la chanson y el indie— hablan de deseo, pérdida y fragilidad con una elegancia lírica y sonora inconfundible.
El jarrón azul y los pétalos de rosa sobre la mesa. Ese final era como un principio que volvía una y otra vez... Tras la ventana, un cielo de color promesa. Somos expertos en empezar, dijiste, en volver al perfume naranja de aquellas noches que parecían amaneceres. Quizá lo eran. Recuerdo que todo se confundía, que el éxtasis se volvía sueño, que el sueño se convertía en luz. Las calles dormidas y matutinas acogían nuestro principio, lo defendían mejor que nosotros. Entonces, cuando parecía que la suerte estaba decidida, que no podíamos añadir ni quitar nada, aparecían las canciones. Como una sed antigua y fértil. Como una verdad susurrada al oído. La dama blanca urdiendo el gran misterio.
Gabriel Ventura
Escritor